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siempre captura y suelta

miércoles, 30 de agosto de 2017

Los Morales, agosto 2017

El mes de agosto suele darnos buenas jornadas a los amantes de la pesca de ciprínidos,
ya sean barbos o carpas, que es lo que suelo tentar.

 En cuanto a los primeros, mi sitio ideal es el embalse de Picadas, pero últimamente aquello parece una piscina de la Comunidad de Madrid
mas que un pantano, por lo que decidi dejar las tientas para septiembre / octubre, época
en la que espero los bañistas hayan dejado ya de ir, al menos no en manada, y podamos echar las cañas con algo de tranquilidad y no estar pendientes de flotadores, barcas, piraguas, balones, perros
y demás...

Asi que sabiendo esto me cogí a la family y nos dirigimos un par de días a Los Morales, o Embalse de Las  Rozas de Puerto Real, como se prefiera.

No hace mucho tiempo tuve noticias malas del lugar ya que parecía que estaba bastante mal el  nivel de agua, asi que ibamos un poco espectantes ante lo que nos encontrariamos.
Pues bien, el embalse estaba precioso, de agua bien hasta arriba y con esa tranquilidad que tiene hasta que el golpetazo de una carpa te asombra, carpas y basses pequeños, en este caso, saltaban por doquier.

Llegamos los primeros al lugar, perfecto sitio, dos cañas a feeder y otra con veleta para que mi  Laura vaya aprendiendo y se vaya soltando.

El engodo sin complicaciones, dulce, mezcla con pan rallado, aromatizante de vainilla, gusano blanco  y rojo con maiz. Feeders de jaula, no muy grandes y en el anzuelo gusano por un lado y maiz por el otro.

En la caña con veleta gusano, para ver si alguno de los basses que saltaban se animaban, y así fue, al poco de lanzar la cañita de Laura su veleta empieza a hundirse varias veces hasta que desaparece del todo, la indico que tire poco a poco y ala! su primer bass, un pequeño que tras quitar el anzuelo volvió a su medio a crecer.


 En cuanto a las de fondo varias picadas, de esas preciosas, de tumbar el puntero, dos de ellas,  después de un buen rato de lucha perdidas, una se llevó el anzuelo, creo que el nudo se pasó y la otra de repente se soltó, cosa rara porque la lucha estaba siendo suave...seguramente vendría al robo.

Al final sacamos un par de buenos ejemplares, como suele ser normal en el lugar, de kilo y medio, o dos kilos, pero que luchan como si pesaran 5 je je. Unas jornadas de unas tres horas mas que divertidas, en un lugar maravilloso, a seguir.

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