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siempre captura y suelta

lunes, 11 de abril de 2011

PINILLA 10 ABRIL 2011


Volviamos a Pinilla después del desastre del año pasado, trás el envenenamiento y las terribles consecuencias (ya no se ven ni barbos ni bogas) con la ilusión y la alegría de saber que se estaban volviendo a capturar tanto truchas como carpas. Por eso decidimos ir a echar las cañas mucho ántes de que el tiempo lo aconsejara (Pinilla suele ser óptimo a partir de mayo/junio).

Quedamos mi amigo Jose y yo a eso de las 6 de la mañana para estar en el bar de los permisos para las 7, cuando llegamos a Lozolla había mucha mas gente de lo esperado, asi que trás sacar los correspondientes permisos y meter algo en el estomago salimos en dirección a nuestro sitio preferido.
Ya de camino íbamos viendo el pantano y su aspecto era magnífico, estaba rebosante de agua, coincidimos en que nunca lo habíamos visto así.

Llegamos al puesto a la vez que otros dos pescadores y nos pusimos cerca del puente, como suele ser habitual, el embalse estaba de agua hasta los topes, un agua limpia que corria por debajo de los arcos del puente en direccion a la presa, la mañana perfecta, una temperatura óptima para la pesca, eso sí, el agua muy fría aún, cosa que sería crucial en los resultados de la jornada.

Pusimos las cañas con veleta, dejándola ir con la corriente, cebamos bien y aunque se veía cierta actividad en la superficie no había picadas como en otras ocasiones, cuando pasó la primera hora solo mi veleta había tenido dos leves toques, así que llegando a las dos horas decidimos cambiar los aparejos y José puso cucharilla mientras que yo probé a fondo.

Al tiempo que hacíamos esto llegaron varios pescadores más y se pusieron a continuacion nuestra poniendo todas sus cañas a fondo.
La pareja que había llegado a nuestra par sacó una carpa con veleta, eso hizo crecer nuestras esperanzas cuando, tras poner Jose su caña también a fondo, tuvo un par de picadas pero sin clavar, al igual que los pescadores que acababan de llegar... pero todo se quedó en eso: unos leves toques.
Al final tras tres horas y media decidimos recoger los bártulos e iniciar la vuelta a casa.

Ha sido una jornada fallida pero viendo la fecha en la que estábamos y el frío del agua es algo casi lógico, eso si por el paisaje y el estado del pantano ha merecido la pena el viaje.
Habrá que volver para mayo a ver si las aguas ayudan más y la suerte corre de nuestro lado.

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